Los músicos utilizan todos sus sentidos para reproducir una obra musical: sienten y
escuchan las melodías, marcan el ritmo, observan a otros intérpretes
para sincronizar sus instrumentos, etc.
Numerosos estudios han demostrado que tocar un instrumento aumenta
la memoria y el rendimiento en matemáticas.
Pero los efectos de la
música llegan aún más lejos. Según publica la revista PNAS (Proceedings of the National Academy of Sciences) la transformación que experimenta el cerebro de los músicos gracias
a este "entrenamiento
multisensorial" también
mejora las
habilidades comunicativas orales y escritas,
así como la lectura.
Los
autores del estudio han comprobado que quienes tocan un instrumento
musical identifican con mayor facilidad a un interlocutor por su
timbre. Además, son más sensibles a las ligeras inflexiones
del tono de voz,
interpretan fácilmente el significado de los movimientos labiales y
faciales, e infieren el estado emocional de sus interlocutores a
partir del ritmo de la conversación y los gestos.
Estas
ventajas tienen su base fisiológica
en el tronco cerebral, la parte más primitiva del cerebro
humano, dónde los músicos cuentan con un sistema neuronal
especializado para procesar imágenes y sonidos.
Puesto que este
sistema interviene tanto en la interpretación musical como en el
desarrollo del lenguaje, los investigadores han llegado a la
conclusión de que la alfabetización de los más pequeños podría
mejorar si tocan algún instrumento.
Para
Gabriella Musacchia, coautora del trabajo, los resultados "ponen
de manifiesto la enorme maleabilidad de la función auditiva a través
de la música, y el poder de ésta para afinar
nuestra respuesta neuronal frente
al mundo que nos rodea".